¡Creo que voy a empezar a romperme!

viernes, 22 de marzo de 2013

Preludio

¿A qué sabe la libertad?
A menta, tal vez. Sabe a primavera, al rocío inexplicable que se esconde entre el pasto. A las nubes alejadas que no saben que tienen forma y provocan risa. A las expediciones que hacías al mar con tu familia cuando eras adolescente, cuando no te gustaba ir y ahora es un recuerdo que conservas en una fotografía porque en el fondo la pasabas bien. Huele a vainilla todavía y ya no duele saber que terminó, porque basta retroceder para darte cuenta de que no fue ningún error. A las hojas secas que el otoño heredó a las demás estaciones.  En ocasiones, también es salada, cuando lloras y el sabor de las lágrimas se queda en tus labios. Porque puedes llorar, porque estás triste y eso significa que también puedes sentir. Y sobre todo, significa que estás vivo.
Y no te molesta mirar atrás.

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